Un hogar, un corazón
El programa “Un hogar, un corazón” surge con el propósito de responder a la urgente necesidad de garantizar que niñas, niños y adolescentes crezcan en un entorno familiar seguro, afectivo y protector. En Guatemala, cada día tres niñas y niños son separados de sus familias, y la mayoría son enviados a hogares de abrigo y protección, a pesar de que el 90% cuenta con familiares disponibles que podrían hacerse cargo de su cuidado. Esta realidad evidencia la importancia de promover acciones que fortalezcan el derecho a vivir en familia, no solo evitando la separación innecesaria, sino también construyendo mecanismos que aseguren la restitución de derechos cuando estos han sido vulnerados.
El programa busca consolidar un sistema de protección más fuerte y articulado, que priorice el bienestar integral de la niñez y adolescencia. Para ello, se han impulsado procesos de prevención y desinstitucionalización en más de 300 casos, acompañando de manera directa y especializada a niñas, niños y adolescentes. Una de las principales acciones ha sido la construcción de una metodología y la elaboración de un Protocolo Interinstitucional para la atención integral, orientado a reducir la separación familiar y fomentar alternativas que garanticen la permanencia en familia. Este protocolo, trabajado de manera conjunta entre el Organismo Judicial y CONACMI, constituye un referente clave para avanzar hacia prácticas que respeten y promuevan los derechos humanos de la niñez.
Asimismo, el programa desarrolla un abordaje multidisciplinario que permite identificar la situación individual de cada niña, niño y adolescente, determinando factores de riesgo y de protección que posibiliten intervenciones más completas y eficaces. De igual forma, promueve la incidencia política y la articulación con instituciones garantes de protección, con el objetivo de incidir en políticas públicas que prioricen la vida en familia como derecho fundamental. También impulsa la creación y fortalecimiento de redes comunitarias de protección, reconociendo el papel esencial que tiene la comunidad en la prevención de la violencia y en la protección de la niñez.
Otro de los ejes centrales del programa es la atención integral y especializada a sobrevivientes de maltrato y de violencia sexual, quienes reciben acompañamiento psicológico, social y legal que les permita procesos de recuperación y resignificación de las experiencias traumáticas. De esta manera, el programa no solo trabaja para reducir la separación familiar, sino también para brindar un camino de sanación y esperanza a niñas, niños y adolescentes que han enfrentado situaciones de violencia, asegurando que cada intervención se centre en la dignidad, la protección y el derecho inalienable de vivir en familia.